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KINOMICHI® - Una Visión diferente del Arte Marcial


El Kinomichi es un arte marcial japonés de contacto y movimiento, de energía y armonía, creado en Francia por Sensei Masamichi Noro, maestro japonés discípulo de O Sensei Morihei Ueshiba creador del Aikido, y su delegado oficial del Aikido en Europa.

En el vocablo Kinomichi encontramos:

el ideograma "Ki" significa energía

el ideograma "no" significa "de"

el ideograma "Michi" que simboliza el "camino con gozo" y es el equivalente de Do (como en Judo, Aikido) y representa también el camino como proceso de crecimiento interior.

La creación del Kinomichi responde entre otros, al propósito de transformar el concepto tradicional de ataque y defensa propios del Aikido , por el de Contacto, concepto básico en esta práctica.

Para poder desarrollar una práctica con otro enfoque, hubo que cambiar muchos aspectos. Entre otros, en el Kinomichi ya no existe la figura del Uke - el que ataca- o del Tori -el que se defiende-, sino que se habla simplemente de compañeros.

No teniendo que defenderse o protegerse del otro, se da un ambiente seguro que promueve la confianza en uno mismo y en los demás, poniendo el énfasis en desarrollar la escucha perceptiva y el respeto hacia uno mismo y hacia el compañero/a a través del contacto. A través de esta forma de contacto se va percibiendo cada vez más la totalidad de la otra persona, y se promueve el ser capaces de estar abiertos hacia los demás siempre desde el respeto mutuo.

Todo lo cual favorece un proceso de auto conocimiento a partir del cual se pueden dar relaciones más saludables con los demás, basadas en la confianza y el respeto mutuos.

Desde el punto de vista propiamente técnico, los movimientos abarcan un rango muy amplio de dinamismos que van desde algo tan aparentemente estático como las posturas del Yoga, pasando por la lentitud propia del Tai Chi Chuan, hasta alcanzar una gran velocidad y fluidez como la que encontramos en la danza.

En las formas de dinamismo más lentas se cultiva la percepción fina de los movimientos, tanto en el propio cuerpo como en del compañero/a, tal como fluyen a través de todo el cuerpo desde los pies hasta la cabeza.

En las formas más dinámicas de movimiento se cultiva la fluidez, la energía y el espacio, concepto sumamente interesante pues de ser una noción teórica se vuelve una vivencia real de cómo adquirir mayor espaciosidad en todo lo que realizamos en el cotidiano. Asímismo notamos un incremento de nuestra energía global.

Todos los movimientos de Kinomichi están basados en la espiral, esa forma universal que encontramos en todo organismo vivo, desde el ADN hasta las galaxias, pasando por las caracolas o los helechos.

La práctica sostenida del Kinomichi permite sentir cada vez más finamente las trayectorias que tienen las espirales dentro de nuestro cuerpo, y esto a su vez da lugar a que surjan formas más orgánicas en nuestros movimientos cotidianos.

Así mismo, la espiral va permitiendo restablecer la fluidez y elasticidad naturales en el organismo gracias a que las fascias de todo el cuerpo se movilizan, con lo cual se favorece una circulación libre en el tejido conjuntivo y por lo tanto una mejor eliminación de toxinas de todos los tejidos, con lo cual su práctica incide positivamente sobre nuestra salud.

Con frecuencia, las restricciones de movimiento en nuestras articulaciones o músculos están relacionadas con algún evento emocional, consciente o inconsciente, que al disolverse físicamente de nuestro cuerpo, nos liberan también de su contenido emocional, por lo que la práctica del Kinomichi promueve un proceso de autoconocimiento .

Al ir soltando los patrones habituales de movimiento y de pensamiento descubrimos el ser genuino que verdaderamente somos más allá de los condicionamientos sociales.

El Dojo o lugar donde se practica el Camino es el laboratorio de nuestra transformación interior, el lugar donde se lleva a cabo la unificación del dualismo. Descubrimos que los movimientos sólo se completan con y a través del otro; no se trata de Yin o Yang sino de Yin y Yang; no es hombre o mujer, sino hombre y mujer; no es cielo o tierra sino Cielo y Tierra, es decir que integramos la complementariedad de los principios opuestos y por lo tanto su unión.

El piso del Dojo o la tierra sobre la que marchamos dejan de ser "el lugar donde se arrastra la suciedad y lo malo", antes bien se vuelve la base para erguirnos con dignidad y poder ser "quien realmente somos"

Kinomichi significa entonces Camino gozoso de Energía y Movimiento , y trae consigo un crecimiento personal en todos los planos del ser, así como una mejoría global de la salud.